En claro

Mientras escuchaba el noticiero también revisaba el boletín de ofertas de trabajo de la bolsa de la escuela. Terminó el programa y continuó la emulación de la campaña del NO chileno, una muy antipática copia mala de ¨Chile la esperanza ya viene¨ con un pérfido ¨Sonríe, vamos a ganar¨.

Y no, no encontré razón para sonreír. Reí fuerte y fugazmente con sarcasmo y burla, frente a la posición a la que se busca relegarme. Busca negar mi ciudadanía. Mero pueblo. Busca negar mi independencia y disidencia política. Mero integrante de la mayoría. Busca negar mi capacidad racional e inteligencia socioemocional. Traspasó la raya.

Mintiendo punto por punto, en economía, en gobernabilidad, en federalismo, en fiscalización, en combate a la corrupción, en combate a la pobreza, en combate a la inseguridad y crimen organizado, en infraestructura pública, en relaciones internacionales y asuntos exteriores. Con la más clara intención de engañar y empantanar más la vida política del país, enfrentar las posturas y asegurarse de enemistar a las fuerzas políticas al interior. De enemistarse con el resto del mundo. Vuelve a contradecirse. Irresponsable. Congruente en su (inmanente) incongruencia.

Y la desconocida concordia.

Así las ofertas que revisaba distraídamente tomaron dos vertiginosos cambios de perspectiva, profesional y anímica. Uno causó mareo en vista de lo inadecuado, escaso y poco prometedor de las oportunidades a las que he visto acceso en el corto plazo. El segundo decididamente causó náusea, pensando hoy estar posiblemente observando tales oportunidades en una cúspide para el mismo periodo.

Veremos.

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-Sabré estar a la altura de ustedes.
-Valiendo madre.